La situación
económica del país ha requerido decisiones de los gobernantes a hacer leyes
para comportamientos que deberían estar implícitos en el ser humano y en la educación
que se nos debería presentar en nuestros hogares, en la familia y sobre todo en
la sociedad, porque si bien es cierto que se han cometido errores muchos de
estos errores han sido por la constante lucha contra idiosincrasia del
venezolano que solo busca crecer financieramente y no socialmente, esto supone
un cambio de paradigma tanto en la casa del campesino como en la casa del
gerente del banco y del presidente de la constructora, que por su educación y
el acceso a esta, estará obteniendo las herramientas, tanto sociales como psicológicas,
para respetar las leyes pero sobre todo respetarnos nosotros mismos, sabiendo
que mis derechos terminan donde comienzan los de mi compatriota, no importa si
es un limpia vidrios del semáforo o el jefe de finanzas de una empresa
transnacional.
En esta
sentido, se debe señalar la importancia que viene adquiriendo la ética en este
modelo de desarrollo que se está construyendo, un modelo basado en una economía,
en sus principios de eficiencia y eficacia, donde las decisiones globales que
se toman tienen consecuencias inmediatas en la organización de la sociedad, no
es solo un discurso político, más bien creemos indispensable poner en práctica
una nueva idea, una nueva orientación filosófica y social de la población para
poder obtener tan anhelados logros en el crecimiento social del venezolano.